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martes, 30 de noviembre de 2010

FIESTA DE SEXO

En una sexi fiesta que participé hace varios años aprendí mucho de lo que ahora sé. Era una fiesta de lo más normal: hombres, mujeres, chupe (y uno que otro estupidizante más potente), música, baile, risas, conversación, ligue. Nada fuera de lo normal ni que resultara demasiado extraño, además del hecho de que a casi todas las chavas que allí estábamos, nos había mandado una agencia de acompañantes. En otras palabras, éramos pura profesional, esperando nada más que nos dijeran dónde, cuándo y en qué posición querían hacerlo.
Cobrábamos por día, más un extra de viáticos. Un chárter nos recogió en el  aeropuerto. Nos esperaban unas camionetas que nos llevaron a una casa enorme, blanca, muy moderna, frente al mar, con un jardín impresionante y una alberca preciosa. Otra onda el lugarcito. Pura gente de mucha lana que nos recibía como si fuéramos sus amigas de toda la vida.
La fiesta era en la alberca. Habrían unos treinta señores. El sol comenzaba a guardarse, pero el jardín aun conservaba el calorcito de las noches a nivel del mar.
Todos estaban en su onda. Los señores platicando, las chavas intercalándonos. Poco a poco y al calor de la conversación, se fueron formando las parejitas. Era de lo más natural, casi como si estuvieran ligando, aunque supieran que de todos modos nos acostaríamos con ellos. Al poco rato cada chica estábamos aparejada con algún galán. Entre roces y risas, fajes, besitos y plática, las cosas se iban disponiendo para la orgía.
Cada pareja fue escogiendo su lugar para ponchar. Algunas se iban a las habitaciones, otras donde les agarrara la calentura. Si no eran penosos, lo hacían en cualquier parte, a la vista de todos.
A mí me tocó un señor buena onda. Güerito, peinado hacia atrás, de unos cuarenta y tantos años. Besaba bien. Cuando sabes a lo que vas resulta súper fácil ponerte flojita y dejar que las cosas pasen. Simplemente te dejas, abres los labios, recibes los besos. Haces como que es romance.
Estábamos en una sala blanca, en la que al principio nos sentamos a chupar (alcohol, mal pensados, lo otro lo chupamos después) un grupo de cinco chavos y dos chavas. Uno de los señores, joven y guapo, estaba con dos rubias muy frondosas, el resto nos acurrucamos por parejas. Hablamos de muchas cosas, se contaban chistes y, claro, a los cuates les salían más tentáculos que al difunto pulpo Paul. Los primeros en levantase, fueron el guapo y las rubias. Poco a poco, las parejitas se desaparecían para ir a consentirse.
Mi galán y yo nos metimos a una carpa blanca con tapetes y cojines, de esas que, según las películas, usaban los Reyes Magos o Aladino pa' acampar en el desierto. Nos recostamos y, sin mucha ceremonia, entre besos y caricias, mi sultán de tierra azteca me penetró. Suavecito, de esas veces que sientes como si las cosas estuvieran sucediendo en cámara lenta.
Puso tantos cojines detrás de mi espalda, que en vez de acostada, yo quedé prácticamente sentada frente a él, con las piernas abiertas. Él se me acercó de rodillas y, tomándome por debajo de mis corvas, entró en mí plantándome un buen beso en los labios. Siguió bombeando con esmero, besuqueando mi cuellito, mis pezones, mis hombros, mis brazos ¡Uf!
Cuando se vino, se dejó caer a un lado mío, con la respiración agitada y una sonrisa. Nos quedamos un rato en los cojines, apenas separados de la orgía por la tela de aquella tienda de las mil y una noches.
Estaba contenta y segura de que pasaría todo el fin de semana con el güerito que acababa de hacerme suya.

En esta fiesta que estoy organizando espero pasármela súper bien. He descubierto que lo mío lo mío es mirar. Me encanta eso. Ojalá te animes a formar parte de esta fiesta diferente, pero rica y cachonda.

Si tienes dudas o propuestas llama al 22 81 09  02 17

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mis caprichos sexuales

Quiero quitarte la ropa lentamente, deslizando cada prenda por tu cuerpo como si estuviera abriendo un caramelo. Deseo ver que me mires cómo me masturbo cuando estoy sola, libre de poses, de ángulos favorecedores. Me gustaría que vieras cómo muevo las caderas suavemente para ti.
Quiero que escuches mi risa mientras me penetras con dulzura. Ronronearé como gatito con hambre. Te puedo hacer sudar para ver tu cuerpo brillante entre mis brazos. No quiero imitar a ninguna actriz de cine porno, quiero ser yo misma. Vístete de gala y trata de seducirme.
Depílate la entrepierna. Depílame con cuidado, decora mi pubis como siempre has querido hacerlo. Estrena ropa interior de encaje. Me enciende la lencería que usas para hacer deporte, úsala esta noche. Comeré sushi sobre tu vientre. Háblame después de hacer el amor, dime cómo te sientes. Bañémonos juntos, con agua caliente y el deseo goteando sobre nuestra piel. Quiero probar a hacerlo en un jacuzzi. Ponte un condón con sabor a piña.
Llévame a una sex shop y regálame lo que más te guste. Esta noche tu vibrador será nuestro invitado para hacerte gozar. Estimúlame el clítoris mientras me penetras. Muerde mi oreja un poco más... más... más. Hoy imaginaré que eres un ciervo que con su delgada lengua lame mis muslos. Pon tu mano sobre mis senos mientras cabalgo sobre ti. Deja la televisión encendida; me gusta cómo se ve su luz sobre mi cuerpo desnudo. Háblame con un acento extranjero mientras aprietas mi derrière. Muérdeme los labios, colorea mis pezones con mi labial, besa mi espalda y mi cuello.

viernes, 12 de noviembre de 2010

FIESTA FIESTA FIESTA

DIJERA GARFIELD HAY QUE HACER FIESTAAAAAAAAAAAA.

LA VIDA ES SÚPER FREGONA Y HAY QUE CELEBRARLO. ME DESPIDO DE ESTE 2O10 DE MANERA MUY FESTIVA Y CACHONDA

ESTOY ORGANIZANDO UNA SEXI FIESTA. TODOS CONTRA NOSTRAS.

EL COSTO ES DE 400 PESOS, PERO SI TRAES UN AMIGO, PAGAS 300 Y ÉL TAMBIÉN 300. ES RICO. YA VERÁS.

BEBES Y COMES LO QUE TE AGRADE. BEBIDAS, BOTANAS Y CONDONES LOS PONES TÚ.

EL DEPARTAMENTO Y LA COLITA, NOSOTRAS.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El sexo y yo

"Las mujeres necesitan más amor que sexo, luego entonces el hombre necesita más sexo que amor", decía esta mañana un  sexólogo chilango en un programa de radio. Durante la transmisión, se le preguntó a la audiencia que prefiere: sexo o amor.
"Si les dijeran que los siguientes diez años van a tener un sexo impresionante, en cantidades industriales, con personas de desmayo, pero sin amor, o si les dijeran, en los siguientes diez años van a tener la cantidad de amor que quieras de una o varias personas y se van a sentir sumamente amado y adorados, pero sin sexo", se dio a elegir a los radio escuchas.
Los resultados muestran que todas las mujeres prefieren diez años de amor más que sexo, mientras que los hombres prefieren diez años de sexo sin  amor .
Esta es una "situación biológica reforzada por una situación social", explica Debayle, conductora del programa, y agrega que las mujeres necesitan menos cantidad de sexo que los hombres.
Sin embargo la conductora desmiente el mito de que los varones piensan más en sexo que las féminas. Según una encuesta que retoma la conductora: "Las mujeres pasan 30 minutos más pensando en sexo, que los hombres, o sea que los hombres piensan 150 minutos al día y las mujeres 180".
Carbajal recomienda no pensar en limitarse o reprimirse, pero hay que tener cuidado con quien se relacionan, y explica que las mujeres no suelen tener relaciones sexuales con muchos hombres porque inevitablemente involucran los sentimientos.
"Las mujeres sí se pueden acostar con otros hombres pero el problema de que no se acuesten con muchos es por que tiro por viaje, tienen que involucrar sentimientos, tienen que enamorarse, sentir algo, si no sienten algo difícilmente les surge la pasión", expresa.

Comentario de Marina
Desde mi punto de vista, hay muchos mitos. A las mujeres nos encanta coger por el placer de hacerlo. Sentir una rica lengua en tu cuerpo aunque no te ame significa ir sonriendo por el mundo. Ir bellísima sin problemas existenciales. Y si participas en una de esas que hasta las piernitas te tiemblan… uf, ¿para qué quiero lo demás?